domingo, 13 de mayo de 2012

37.

Vale, ¿qué tal esto?:
Yo no creo en el Silencio. No puedo creer en él. No creo en Dios. Yo no creo.
No obstante, esta carencia se ha convertido en obsesión. Y al darle tanta importancia a mi falta de fe, ¿no puede eso significar que realmente hay una parte de mí que cree y que lucha contra la otra que no cree y que quiere convencerse de que nunca podrá creer cuando en realidad lo que teme es, precisamente, poder creer en algo que desconoce, que es inefable y que nunca podrá entender? Claro, puede que de manera tácita sea todo al revés, y que a escondidas de la razón mi instinto haya decidido que puede creer. Es posible que yo pueda creer pero que no quiera creer. O no. En cualquier caso, ya sea por poder y no querer o por querer y no poder, hay una contradicción. Y en la contradicción está la verdad.
Pero, ¿qué es la Verdad?

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